Los estragos económicos generados por la pandemia de COVID-19 en México mostraron los primeros impactos a mediados del 2020. Sin embargo, las cifras oficiales han comenzado a exponer las consecuencias sustanciales este año. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), a enero del 2021, la ocupación de las mujeres en el país registró una caída del 8.5% a nivel anual. En el caso de los hombres, la baja fue de 3.2%.
Ante un panorama de despidos, de dar medios sueldos a las trabajadoras y demás precariedades laborales existió y existe la posibilidad de iniciar un negocio y tomar las riendas de las finanzas personales, para tener resultados exitosos en el nuevo proyecto. De acuerdo con el INEGI, el 65% de las mujeres emprendedoras tienen estudios universitarios.
Desde que comenzó la emergencia sanitaria en México, el número de mujeres que han iniciado un emprendimiento se incrementó entre un 25% a 30%. El objetivo de las féminas es tener un negocio propio y rentable, que les dé independencia económica y que genere empleos nuevos. Este fenómeno lo confirma la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (CANACINTRA), ya que apunta a que en nuestro país aumento en un 37% el número de mujeres al frente de una empresa, y se espera que siga creciendo este porcentaje.
Las mujeres se han interesado sobre todo en adquirir franquicias y en México este es un mercado bastante sólido. De acuerdo con el INEGI, al 2019, hay 500 marcas con más o menos 75 mil unidades de negocio, al tiempo que se generan 900 mil empleos. Se espera que en la reactivación económica pos COVID-19 las mujeres tengan un papel protagónico, gracias sus emprendimientos, que proporcionarán nuevas fuentes de empleo.