El riesgo financiero hace referencia a la incertidumbre producida en el rendimiento de una inversión, debida a los cambios producidos en el sector en el que se opera, a la imposibilidad de devolución del capital por una de las partes y a la inestabilidad de los mercados financieros.
Riesgo de crédito: se produce cuando una de las partes de un contrato financiero no asume sus obligaciones de pago. Por ejemplo, si un comprador obtiene un préstamo para adquirir un automóvil, se está comprometiendo a devolver ese dinero con un interés. El riesgo de crédito va unido a la posibilidad de que se produzca un impago de la deuda.
Riesgo de liquidez: se produce cuando una de las partes contractuales tiene activos, pero no posee la liquidez suficiente con la que asumir sus obligaciones.
Cuando una sociedad no puede hacer frente a sus deudas a corto plazo ni vendiendo su activo corriente, dicha sociedad se encuentra ante una situación de iliquidez. Además, también puede suceder que una empresa puede encontrarse en una fase de continuas pérdidas de cartera, hasta que llega el momento que no puede pagar a sus trabajadores.
Riesgo de mercado: Es el que nos encontramos en las operaciones enmarcadas en los mercados financieros.
La Incertidumbre
La incertidumbre se visualiza como un estado de posibles hechos, resultados o sucesos basados en una probabilidad de ocurrencia. Por esta vía aflora la situación de riesgos, ya que cuando se está inmerso en situación de incertidumbre económica se pueden producir efectos no deseados. Está basado en las predicciones de que una determinada situación económica ocurra.
A diferencia del riesgo financiero, la incertidumbre financiera es imposible de predecir. Para medir las implicancias que pueden tener en una organización, es necesario llevar a cabo las siguientes acciones: Analizar la dirección de los mercados ante riesgos de corto plazo. Evaluar las variables macroeconómicas. Considerar las proyecciones económicas de instituciones financieras.